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El mejor Donner kebab del mundo en el este de Alemania

En el año 2000, me encontraba en la ciudad de Dresden, en el este de Alemania, realizando mi último año de carrera en la Universidad de esta preciosa ciudad alemana, a través de la beca de intercambio Erasmus.

Donner kebab

En una de las calles principales del casco antiguo llamada Schlosstrase (no está bien escrita al no disponer mi teclado de una letra de la lengua germana, pero que la pronunciación es casi la misma. Es como si tuviera dos eses juntas), se encontraba un establecimiento muy pequeño que ofrecía Donners kebab.

La entrada no se encontraba directamente sobre la calle, sino que se tenía que entrar por una especie de galería comercial y era el primer local a la derecha. Sin embargo las ventanas daban a la calle.

Posiblemente su superficie no llegaba a los treinta metros cuadrados. Su decoración transportaba a los cuentos fantásticos de Alí Baba y los cuarenta Ladrones. Muy poca luz, mesas rectangulares de madera desgastadas muy bajas y taburetes de aproximadamente veinte centímetros de altura. Alfombras en el suelo, los techos y parte de las paredes, luces indirectas ayudas por veladores antiguos. Música árabe de fondo cerraban un círculo de equilibrio casi imperceptible y a la vez atrayente.

Con un grupo de estudiantes que conocí en la Universidad, nos gustaba ir los jueves alrededor de las 19hs a cenar. Nos encantaba el ambiente relajado que se respiraba y nos inspiraba a disfrutar de la comida y bebida y conocernos cada vez más. Después de diecinueve años, aún seguimos siendo grandes amigos.

Si la decoración y el ambiente eran maravillosos, el Donner Kebab que servía como única comida, era increíble. El pan de pita tenía una forma triangular y en su interior se alojaba la carne, la lechuga, el tomate y la cebolla, mezclada con una salsa especial que potenciaba aún más el sabor de aquella delicia.

El trato recibido por parte del único camarero era correcto. No hablaba muy bien alemán, pero hacía lo posible por entender y hacerse entender, y servía rápido y estaba pendiente de sus clientes.

No hace falta decir que cada noche gozaba de un lleno completo de sus mesas que duplicaban y triplicaban turno. Esto es lo que yo llamo una estrategia de éxito. Una característica general bien marcada de identificación del mercado como un producto único y exquisito, una característica secundaria muy importante como es la decoración y el ambiente, y el resto de características en línea con el mercado.

Nunca más tuve la oportunidad de ir a otro establecimiento de estas características. Ni por la calidad del producto ni por el ambiente y la decoración. En un viaje que tengo programado para el año que viene a Estambul, intentaré encontrar un sitio similar donde poder recordar aquellos jueves de invierno por la tarde con grandes amigos en el mejor Donner Kebab del mundo en Alemania del este.

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Hasta la próxima historia!

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